viernes, 14 de septiembre de 2012

Akhenatón- Amenofis IV y Atón

 
El intento de Akhenatón por implantar el monoteísmo en el Egipto faraónico podría ser considerado, junto con otros signos, como síntoma de un trastorno mental, específicamente la epilepsia, que pudo compartir con otros miembros de su familia como el legendario Tuthankamón.

En la historia del Egipto faraónico existe un periodo singular en que un faraón quiso sustituir el vasto sistema politeísta por la adoración de un solo dios: Atón, el disco solar. Amenofis IV, que después se nombró a sí mismo Akhenatón en honor a la divinidad que buscó imponer a sus gobernados —sin éxito: porque apenas murió, se restituyó el viejo culto a Amón-Ra y demás dioses e incluso hubo intentos por borrar de la historia dicho reinado.

Akhenatón tuvo sin embargo un hijo no menos célebre: el legendario Tuthankamón (bautizado originalmente Tuthankatón), cuya muerte misteriosa siendo todavía un adolescente ha suscitado las más diversas investigaciones, una de las cuales sugiere ahora que el monoteísmo podría considerarse un síntoma de epilepsia lobular, de índole hereditaria.

Hutan Ashrafian, cirujano con interés en la medicina histórica en el Imperial College de Londres, asegura que el joven faraón murió por una “psique feminizada”, lo mismo que sus predecesores inmediatos.

Ashrafian recurre a este concepto por las representaciones que se conocen de los parientes de Tuthankamón: Smenkhkare (enigmático faraón, tío o hermano suyo) y su padre mismo, Akhenatón, a quienes se dibujó con inusuales pechos grandes y caderas anchas, como si fueran mujeres. Igualmente los faraones que gobernaron antes de este, Amenhotep III y Tuthmosis IV, comparten similares características en las pinturas que los recuerdan.

A este rasgo se suma el hecho de que dos de estos cinco faraones aseguraron haber tenido “visiones”, lo cual coincide con etapas de la epilepsia en que, durante un ataque, el lóbulo temporal experimenta alucinaciones y revelaciones de tipo religioso, particularmente después de haber estado expuesto a la luz solar. En el caso de los gobernantes egipcios, esta pudo ser una condición propia de su familia.

Asimismo, la apariencia corporal femenina se relaciona con las partes del cerebro ligadas con la liberación de hormonas: los ataques epilépticos alteran los niveles de las hormonas involucradas en el desarrollo sexual.

Tuthmosis IV tuvo un arrebato religioso a mitad de un día soleado, según la “Estela del Sueño”. Las visiones de Akhenatón, mucho más intensas, podrían explicar también porque la elección del “disco solar” como deidad única.
 
Fuerteventura, 13 de Septiembre de 2012
Fernando González Silva

jueves, 13 de septiembre de 2012

Los Ángeles y El Libro de Enoc



  " El que alguien toque mi vida es un privilegio,
tocar la vida de alguien es un honor,
pero el ayudar a que otros toquen sus propias vidas
es un placer indescriptible!!"
- Anónimo -
Los ángeles son algo que asociamos con las bellas pinturas pre-Rafaelitas, estatuas talladas acompañando la arquitectura gótica y seres sobrenaturales que intervienen en nuestras vidas en tiempos de problemas. Durante los últimos 2000 años ha sido la imagen estereotipada, fomentada por la Iglesia cristiana.

Pero, ¿qué son los ángeles? ¿De dónde vienen, y qué han significado para el desarrollo de la religión organizada?

Muchas personas ven el Pentateuco, los cinco primeros libros del Antiguo Testamento, como lleno de cuentas de ángeles que aparecen justo a los patriarcas y los profetas visionarios. Sin embargo, esto simplemente no es así.

Hay tres ángeles que se acercan a Abraham para anunciarle el nacimiento de un hijo llamado Isaac a su esposa Sara, mientras él está sentado debajo de un árbol en la llanura de Mambré. Hay dos ángeles que visitan a Lot y a su esposa en Sodoma, antes de su destrucción. Está el ángel que lucha con Jacobo toda la noche en un lugar llamado Peniel, o aquellos que ve subir y bajar de una escalera que se extiende entre el cielo y la Tierra.

Sin embargo, con excepción de estas cuentas, hay muy pocos ejemplos, y cuando los ángeles aparecen la narración, es, a menudo vaga y confusa sobre qué es exactamente lo que está pasando.

Por ejemplo, en el caso de Abraham y Lot, los ángeles en cuestión se describen simplemente como "hombres", que se sientan a tomar alimentos como cualquier persona mortal.

Influencia de los Magi

No fue sino hasta los tiempos de post-exilio - es decir, después de los judíos regresaron de su cautiverio en Babilonia, alrededor del 450 A. C. - que los ángeles se convirtieron en parte integrante de la religión judía.

Fue incluso más tarde, alrededor de 200 A.C. que comenzaron a aparecer con frecuencia en la literatura judía religiosa. Obras como el Libro de Daniel y el apócrifo Libro de Tobías contienen relatos enigmáticos de los seres angélicos que tienen nombres propios, apariencias específicas y jerarquías establecidas. Estas figuras radiantes eran de un origen no-judío. Todo indica que eran extraterrestres, importaciones de un reino extranjero, es decir, Persia.

El país que hoy conocemos como Irán no podría parecer a primera vista la fuente más probable para los ángeles, pero es un hecho que los judíos exiliados estuvieron muy expuestos a sus creencias religiosas después de que el rey persa Ciro el Grande tomó Babilonia en el año 539 antes de Cristo.

Estas incluyen no sólo el zoroastrismo, por el profeta Zoroastro o Zaratustra, sino también la religión mucho más antigua de los Magi, la élite de la casta sacerdotal de Media en el noroeste de Irán. Ellos creían en un todo un panteón de seres sobrenaturales llamados ahuras, o 'los brillantes', y daevas - ahuras que habían caído de la gracia debido a su corrupción de la humanidad.

Aunque eventualmente fuera de la ley en Persia, la influencia de los Magi (Magos) corría muy profundamente dentro de las creencias, costumbres y ritos del zoroastrismo.

Por otra parte, no puede haber duda de que magismo (magia), del cual tenemos términos como mago y magia, ayudó a establecer la creencia entre los judíos, no sólo de jerarquías conjunto de los ángeles, sino también de las legiones de ángeles caídos - un tema que las ganancias de su mayor fuente de inspiración de una obra solo - el Libro de Enoc.


El Libro de Enoc

Compilado por etapas en algún lugar entre 165 A.C. y el comienzo de la era cristiana, esta trabajo llamado pseudografico (es decir, falsamente atribuido) tiene como tema principal la historia detrás de la caída de los ángeles. Sin embargo, no la caída de los ángeles en general, sino de quienes fueron originalmente conocidos como ’îrin (’îr in singular), "aquellos que vigilan", o simplemente "vigilantes" (Watchers) como se traduce en la traducción al Inglés.

El Libro de Enoc cuenta la historia de cómo 200 ángeles rebeldes, o Vigilantes, decidieron transgredir las leyes celestiales y "descender" a los llanos y tomar esposas de entre la especie mortal. El sitio dado para este acontecimiento es la cumbre del Hermón, un lugar mítico generalmente asociado con las nevadas cumbres del monte Hermón, en la ante-cordillera del Líbano, al norte de la actual Palestina (pero véase más adelante sobre el hogar más probable de los Vigilantes).

Los 200 rebeldes dan cuenta de las consecuencias de sus transgresiones, porque de acuerdo con un juramento en el sentido de que su líder Shemihaza asumiría la culpa si toda la fatal aventura saliera terriblemente mal.

Después de su descenso hacia las tierras bajas, los Vigilantes disfrutan de las delicias terrenales con sus "esposas" elegidos, y por medio de de estas uniones nacieron crías gigantes llamados Nephilim, o Nefilim, una palabra hebrea que significa "aquellos que han caído", que son considerados, en traducciones al griego como gigantes.
Secretos Celestiales

En medio de aprovecharse de nuestras mujeres, los 200 ángeles rebeldes se dedicaron a impartir los secretos celestiales a los que tenían oídos para escuchar. Uno de ellos, un líder llamado Azazel, se dice que "enseñó a los hombres a hacer espadas, cuchillos, y escudos y corazas, y les hicieron conocer los metales (de la tierra) y el arte de trabajar con ellos", lo cual indica que los Vigilantes trajeron el uso del metal a la humanidad.

También se les instruyeron sobre cómo hacer "pulseras" y "adornos" y les mostraron cómo usar "antimonio", un frágil metal blanco empleado en las artes y en la medicina.

A las mujeres, Azazel enseñó el arte de "embellecerse" los párpados y el uso de "todo tipo de piedras preciosas" y "tinturas colorantes", presuponiendo que el uso del maquillaje y las joyas no se conocía antes de esta edad. Además de estos crímenes, Azazel fue acusado de enseñar a las mujeres cómo disfrutar el placer sexual y entregarse a la promiscuidad - visto como una blasfemia "impía" a los ojos de los narradores hebreos.

Otros Vigilantes fueron acusados de revelar a la especie mortal el conocimiento de las artes más científicas, tal como la astronomía, el conocimiento de las nubes, o meteorología, las "señales de la Tierra", probablemente la geodesia y geografía, así como las "señales", o pasajes de los cuerpos celestes, como el sol y la luna.

Su líder, Shemihaza, está acreditado con haber enseñado "encantamientos y cortes de raíces", una referencia a las artes mágicas rechazadas por la mayoría de los judíos ortodoxos.

Algunos de ellos, los Pênêmûe, enseñaron que "lo amargo y lo dulce", seguramente una referencia al uso de hierbas y especias en los alimentos, mientras instruyeron a los hombres sobre el uso de "tinta y papel", implicando que los Vigilantes introdujeron las primeras formas de escritura.

Mucho más inquietante es Kâsdejâ, de quienes se dice que enseñaron a "los hijos de todos los hombres todos los malvados caprichos de los espíritus y demonios, y los secretos para eliminar el embrión en el útero". En otras palabras, enseñaban a las mujeres a abortar.

Estas líneas relativas a las ciencias prohibidas, entregadas a la humanidad por los Vigilantes rebeldes, plantea la pregunta fundamental del por qué los ángeles deberían haber poseído un conocimiento de estos asuntos, en primer lugar.

¿Por qué tenían necesidad que trabajar con metales, usar encantos, encantamientos y escritura; embellecer el cuerpo, emplear el uso de especias, y saber ahora cómo abortar un niño no nacido? Ninguna de estas habilidades son lo que uno podría esperar que los mensajeros celestiales de Dios, de poseyeran, a menos que éstos fueran humanos, en primer lugar.

En mi opinión, esta revelación del conocimiento la sabiduría previamente desconocidos parecieran ser las acciones de una raza muy avanzada transmitiendo algunos de sus secretos estrechamente vigilados, a una cultura menos desarrollada que estaba aún tratando de entender los principios básicos de la vida.

Más desconcertante fueron las acciones aparente de la empresa completamente desarrollados Nefilim, pues dice:
Y cuando los hombres ya no pudieron sostenerlos, los gigantes se volvieron contra ellos y devoraron a la
Humanidad. Y empezaron a pecar contra los pájaros y las bestias, y reptiles, y peces, y a devorarse la
carne unos a otros, y beberse la sangre. Luego la tierra estableció acusación contra los sin ley.
Por ahora los gritos de desesperación de la humanidad fueron fuertemente escuchados por los ángeles, o Vigilantes, quienes habían permanecido leales al cielo.

Uno por uno, son escogidos por Dios para proceder contra los Vigilantes rebeldes y sus descendientes, los Nefilim, que son descritos como "bastardos y réprobos e hijos de la fornicación".

El primer líder, Shemihaza, es colgado y atado boca abajo y su alma desterrada para convertirse en las estrellas de la constelación de Orión. El segundo líder, Azazel, fue atado de pies y manos, y expulsado por la eternidad a la oscuridad de un desierto denominado Dûdâêl.

Sobre él se colocaron "piedras irregulares y en bruto" y aquí se mantendrá por siempre hasta el Día del Juicio, cuando será "echado en el fuego" por sus pecados.

Por su parte en la corrupción de la humanidad, los Vigilantes rebeldes se ven obligados a presenciar la masacre de sus propios hijos antes de ser expulsados a una especie de prisión celestial, considerado como un "abismo de fuego".

 Siete Cielos

El patriarca Enoc, entonces, entra en escena y, por algún motivo inexplicable, se le pide que interceda en favor de los rebeldes encarcelados. Él intenta conciliar con los ángeles del cielo, pero falla estrepitosamente. Después de esto, el Libro de Enoc relata cómo el patriarca es llevado por los ángeles sobre las montañas y los mares a los "siete cielos".

Aquí él ve una multitud de seres angélicos mirando las estrellas y otros cuerpos celestes en lo que parecen ser observatorios astronómicos. Otros hacen huertos y jardines que tienen más en común con un kibutz israelí que con un reino etéreo sobre las nubes.

En otra parte del "cielo" está el Edén, donde Dios plantó un jardín para Adán y Eva antes de su caída – siendo Enoc el primer mortal en entrar en este dominio desde la expulsión de ellos.

Por último, durante la vida del bisnieto de Enoc, Noé, el Diluvio cubre la tierra y destruye todos los vestigios restantes de la raza gigante. Así termina la historia de los Vigilantes.


Los Hijos de Dios

¿Qué vamos a hacer con el Libro de Enoc? ¿Están sus cuentas de la caída de los Vigilantes y las visitas al cielo por el patriarca Enoc basadas en algún tipo de verdad histórica? Los estudiosos dirían que no. Ellos creen que es una obra puramente de ficción, inspirada en el libro del Génesis, en particular, dos pasajes enigmáticos en el capítulo 6.

En la primera, que constituyen los versículos 1 y 2, dice lo siguiente:
Y aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y nacieron hijas a ellos, que los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres de todo lo que eligieron.
Por 'hijos de Dios', el texto quiere decir ángeles celestiales, siendo el original hebreo bene-ha-Elohim. En el versículo 3 del capítulo 6, Dios se pronuncia de forma inesperada que su espíritu no puede permanecer en los hombres para siempre, y que puesto que la humanidad es una creación de la carne, su vida útil en lo sucesivo se redujo a "ciento veinte años". Sin embargo, en el versículo 4, el tono de repente, vuelve al tema original de este capítulo, ya que dice:

Los Nefilim estaban en la tierra en aquellos días, y también después, cuando los hijos de Dios se juntaron con las hijas de los hombres, y les engendraron hijos: los mismos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de antiguo renombre.

Como el Pentateuco está considerado como haber sido escrito por Moisés, el legislador en c.1200 a.c., se supone que las líneas de Génesis 6 influido en la construcción del Libro de Enoc, y no al revés. A pesar de esta suposición obvia por parte de eruditos hebreos, hay pruebas que demuestran que gran parte de Génesis fue escrito después del regreso judíos del cautiverio en Babilonia a mediados del siglo V a.C.

Si este fuera el caso, entonces no hay razón por la cual las líneas de Génesis 6 no podrían haber sido manipulado en esta época. En un intento de enfatizar la enorme antigüedad del Libro de Enoc, el mito hebreo siempre ha afirmado que fue transmitido a Noé, nieto de Enoc, después del Diluvio, es decir, mucho antes de la compilación del Génesis.

Esta reivindicación de prioridad sobre el Pentateuco llevó finalmente al teólogo cristiano, San Agustín (AD 354-430) a afirmar que el Libro de Enoc era demasiado antiguo (antiquitatem nimiam ob) para ser incluido en el Canon de las Escrituras.
Fuerteventura, 13 de Septiembre de 2012
Fernando González Silva

Enigmas del Pasado





El etnólogo estadounidense L. Taylor-Hansen tuvo oportunidad de entrevistarse en su estudio con una tribu de pieles rojas apaches asentados en Arizona. En el transcurso de la charla, Taylor-Hansen comenzó a inquietarse cuando notó suspicazmente que los aborígenes le describían tradiciones, situaciones y locaciones de una cultura que él conocía muy bien, pero no como perteneciente a la cultura apache ni al continente americano. El etnólogo mostró entonces a sus huéspedes unas fotografías de pinturas egipcias y en una de ellas, ante su total asombro, los apaches reconocieron a una de sus divinidades a la que dedicaban sus bailes folklóricos: el "Señor de la Llama y de la Luz". Y eso no fué todavía lo más sorprendente: el nombre que los aborígenes asignaban a aquél dios, era su mismo nombre mediterráneo: Ammón Ra.
Aquello no fue más que el principio: relacionando que dos de sus números sagrados eran el 8 y el 13 Taylor-Hansen los asoció con la base del calendario venusino (la relación que indica las revoluciones efectuadas durante el mismo período por la Tierra y Venus en torno al Sol se expresa como 8:13, es decir, que la Tierra lleva a cabo 8, mientras que Venus cumple 13), y esto llevó automáticamente la charla a la mención de Tiahuanaco, cuyo nombre los apaches identificaron inmediatamente como la ciudad sagrada y el centro de su legendario imperio del pasado y describieron, sin haberla visto nunca, toda la arquitectura de la ciudad, y especialmente la estatua del "blanco barbudo", con la siguiente precisión y conocimiento: "El dios empuña dos espadas en posición vertical, lo que significa "amistad hasta cierto limite. Las espadas forman ángulo recto con los antebrazos, y con la cabeza un tridente, que es nuestra señal secreta de reconocimiento. Allá donde se alza la estatua, es el lugar de nuestro origen." Los aborígenes se sorprendieron cuando el etnólogo les informó de la existencia real de la ciudad ya que ellos la consideraban sólo como producto de una leyenda.

SIMILITUDES GLOBALES
PIRÁMIDE DE COPAN ( HONDURAS )
El paleontólogo, antropólogo y arqueólogo Arthur Posnansky descubrió en las cavidades que constituían los ojos del dios en la estatua de Tiahuanaco, que el oro incrustado más algunos clavos sujetaban unos redondeles de turquesa en las hendiduras de los ojos, detalle que le llevó a creer que todas las estatuas de piedra que representaban a los dioses tenían el rostro incrustado en oro y los ojos en turquesa. La turquesa no existe en ningún lugar de América y su extracción tenía lugar en la península del Sinaí y en Irán. Las técnicas de incrustación utilizadas en Tiahuanaco eran indudablemente originarias del Oriente Próximo.
Pictogramas de indudable estilo sumerio se han encontrado a lo largo y ancho de América, Australia y también en Francia.
Petroglífos a lo largo de todo Los Andes utilizan el símbolo sumerio de la cruz radiante, que representaba el planeta Nibiru.
Los habitantes de la región andina, al referirse a los forasteros de otra tierra que llegaron en los tiempos antiguos los llaman Uru. La capital de Sumeria se llamaba Ur.

PIRÁMIDES DE CARAL Y UXMAL ( MÉXICO )
En todas las lenguas andinas, uru significa día, el mismo significado que tuvo en Mesopotamia.
En “la biblia en imágenes” del Coricancha se representa a Nibiru y su órbita.
En todas las culturas ancestrales, el dios se representa con tocados cónicos, lleva trajes claros, es alto, atlético, armónico, barbado y de largos cabellos. Llega desde una tierra extraña “del sol naciente”( la tradición japonesa - donde recientemente se ha descubierto la gigantesca ciudad sumergida de Yonaguni - también hace mención a su país como la tierra “del sol naciente” utilizando exactamente la misma expresión ) y luego parte hacia “la estrella del alba” (parecidos impresionantes, algunos casi textuales, entre Viracocha ( tiahuanacos ), Oannes ( Sumerios ) , Quetzalcoatl (azteca), el “Dios Herrero” ( dogones, Africa ),Kon-Tiki ( Perú ), Tiki ( Polinesia ), y muchos otros.



REPRESENTACIONES DE DIOSES DE DISTINTAS CULTURAS: , IRAQUÍ, SUMERIO Y FENICIO.
Los dioses “salen del agua” ( ¿significando que superaron el diluvio?), para cumplir su misión, y aparecen representaciones de un hombre pez imaginario o simbólico, un ser anfibio "dotado de razón", y civilizador que se marcha una vez seguro de que sus enseñanzas podrán prosperar.
El entablillado de los cráneos para deformar sus cabezas y que éstas adquirieran la forma de la de los dioses ( frentes altas y planas ) era otro rito común; todos expresaban ser conscientes de estar vigilados por sus deidades y creían que a su muerte serían llevados por los dioses sobre sus plataformas voladoras a un territorio de eternas satisfacciones.
Coincidencias en técnicas y materiales de pintura entre navajos, mandalas y australianos, vestigios de coca y de tabaco en las momias egipcias, reproducciones de elefantes en los capiteles de los edificios Mayas, similar cantidad de signos cueniformes en los lenguajes, algodones peruanos y egipcios de la misma variedad tetraploide, La Medusa en leyendas americanas, helénicas, chinas, etruscas, japonesas, pompeyas, borneas, neozelandesas y hawaianas, semillas de maíz dentro de la Gran Pirámide de Keops, piezas de un telar egipcio fácilmente intercambiables con uno peruano, tal su idéntica confección.
Los sumerios nombraron al río Eufrates con el nombre Urutu que significa ‘río de cobre’ y no había cobre en ese río, pero abundaba en Bolivia y Perú.
La pirámide del Sol, en Teotihuacan, México, tiene exactamente la mitad de la altura que la pirámide Egipcia de Keops, las medidas de la base, en ambas es idéntica, y cuando el último rayo del sol termina de ponerse en una, el primero aparece en la otra.

Todas las culturas ancestrales coinciden en afirmar que la grandeza de los antiguos humanos se debió a que aprendieron su arte y su ciencia directamente de los dioses.

El libro sagrado de los mayas, el Popolh Vuh dice, al igual que el de los Sumerios:
“Los primeros hombres fueron creados y moldeados; no tuvieron madre ni padre.No fueron nacidos de una mujer, no fueron producidos por un creador o formador, ni por Alom ni Caholom, más sí creados por milagro, por encanto.” “Los de la primera raza eran capaces de todo saber.Estudiaban los 4 rincones del horizonte, los 4 puntos del arco del cielo y la cara redonda de la tierra”

Se ha encontrado evidencia de operaciones de cerebro, astronomía avanzada, conocimientos matemáticos y geométricos cuánticos, etc. y de una misteriosa complexión física (¿gigantes?)
A nuestra manera de ver, las especulaciones en torno a si fueron los sumerios que navegaron hasta Bolivia o los tiahuanacos que lo hicieron hasta la Mesopotamia son erróneas: todos eran en un principio contemporáneos e integrantes de una mega-cultura global, que obviamente contenía similitudes arquitectónicas, simbólicas, etc.
Los investigadores que busquen conexiones entre egipcios y mayas o entre sumerios y tibetanos, obviamente las hallarán, pero a la vez estarán mirando sólo una parte del cuadro, y de alguna manera, perdiendo la escala en sus conclusiones: el pasado remoto debería estudiarse a partir de considerar la existencia de una cultura protohistórica global en un mundo unido por vías aéreas, terrestres y telepáticas ( o incluso eventualmente unido físicamente como pangea ).
Las sincronicidades estudiadas aquí plantean la muy sustentable hipótesis de un sustrato originario común constituido por una civilización avanzada ( más evolucionada que la actual civilización occidental, y nó en la misma dirección ) que existió hipotéticamente entre el 17000 y el 12000AC. ( posiblemente en convivencia con otras razas extraplanetarias, pero ése ya es otro tema ).

ANKOR ( CAMBOYA ), GIGANTES DE TULA ( MÉXICO )Y MONTE NERMUD ( TURQUÍA )
Su existencia y tecnología la grita todo el planeta en las mega-construcciones técnicamente imposibles (¡para nosotros!) de las cuales se apropiaron luego nuestras culturas antiguas atribuyéndose ( con un neblinoso derecho ) su condición de sucesores culturales y religiosos de aquélla "Edad Dorada".
Fuerteventura, 13 de Septiembre de 2012
 F.G.S.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Sermón de la Montaña y Giovanni Papini




Hace años tuve el placer de leer el libro de Giovanni Papini- Historia de Cristo. Este maravilloso libro llegó en uno de esos momentos en la vida en el que uno flaquea, tanto a nivel espiritual como personal y tengo que reconocer que represento un aporte vital de vitaminas y energía. Desde aquí un saludo afectuoso a Victoria, esa persona que en aquel momento me regaló tan preciado libro que, todavía hoy, permanece en mi biblioteca.
La primera parte de este post trata de varias referencias de wikipedia a dicho Sermón y la segunda parte son reflexiones de Papini.
El Sermón del monte o de la montaña fue, de acuerdo al Evangelio según Mateo, un sermón dado por Jesús de Nazareth a sus discípulos y a una gran multitud (Mat. 5:1; 7:28). La tradición dice que la alocución se desarrolló en la ladera de una montaña (de ahí su nombre). Algunos cristianos contemporáneos creen que se trataba de un monte al norte del Mar de Galilea, cerca de Capernaum.
El Sermón del Monte puede ser considerado como similar (pero más sucinto) al Sermón del Llano como se menciona en el Evangelio según Lucas (Lucas 6:17–49). Algunos comentaristas creen que puede tratarse de versiones distintas del mismo texto, mientras que otros dicen que Jesús predicaba frecuentemente temas similares en diferentes lugares. En tercer lugar, hay quienes creen que ninguno de los sermones realmente existió, sino que ambos son compilaciones de las primeras enseñanzas de Jesús tal como se muestran en Mateo y Lucas.
Probablemente la porción más conocida son las Bienaventuranzas que se encuentran al inicio. También contiene el Padrenuestro, así como la versión de Jesús de la Regla de Oro. Otros versículos citan a menudo la referencia de "sal de la tierra", "luz del mundo" y otras. Para muchos, el Sermón del Monte contiene las disciplinas principales del cristianismo y es considerado como tal por muchos pensadores morales y religiosos como Tolstoy y Gandhi. El erudito del Nuevo Testamento Barnett Hillman Streeter, Oxford, estableció ya en la década de 1930 que "la enseñanza moral de Buda tienen cuatro parecidos notables con el Sermón de la Montaña".
Narrativa introductoria: una multitud sigue a Jesús por su fama de sanador de enfermedades. Luego, Jesús sube a un monte y comienza a hablar (Mateo 5:1-2)
Bienaventuranzas (Mateo 5:3-12):
  • Bienaventurados los pobres en el espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos. (Versículo 3) Mal traducido en las biblias, porque es en El espíritu. Del griego(to pneumati)(tiene artículo).
  • Bienaventurados los mansos: porque ellos poseerán la tierra. (Versículo 4)
  • Bienaventurados los que lloran: porque Dios los consolará. (Versículo 5)
  • Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán saciados. (Versículo 6)
  • Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos obtendrán misericordia. (Versículo 7)
  • Bienaventurados los puros de corazón: porque ellos verán a Dios. (Versículo 8)
  • Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios. (Versículo 9)
  • Bienaventurados los que sufren persecución por [causa de] la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. (Versículo 10)
El Reino no es algo solamente futuro. Hoy, ya vive a través de los que como Jesucristo, como los pobres en el Espíritu, buscan la justicia sin miedo de ser perseguidos.
  • Un largo discurso que trata los temas de la limosna, la oración y el ayuno. En él se condena a quienes practican estos actos para obtener la aprobación de la gente, no realizándolos por una actitud real del corazón. El discurso condena la superficialidad del materialismo y la religiosidad hipócrita.
    • Dentro del discurso está el Padre nuestro, que se presenta en Mateo como un ejemplo de una correcta oración. Lucas lo inserta en un contexto diferente.
  • Un discurso que trata sobre el error de enjuiciar a los demás antes de juzgarse uno mismo.
  • El resto del capítulo trata sobre:
    • No dar "lo santo a los perros". (Mateo 6:6)
    • "Pide y recibirás, busca y encontrarás, golpea y las puertas se te abrirán". (Mateo 7:7-11)
    • "Haz a otros lo que quieres que te hagan a ti", adaptación de Jesús de la llamada ética de la reciprocidad, sintetiza la Ley de Moisés. (Mateo 7:12)
    • El camino delgado y difícil lleva a la vida, el amplio y fácil lleva a la destrucción: muchos toman el camino fácil y pocos encuentran el camino difícil. (Mateo 7:13-14)
    • Tomar cuidado de los falsos profetas: son lobos con piel de oveja; por sus "frutos" se les conoce; el buen árbol no produce mala fruta y el árbol malo no puede producir buenos frutos. (Mateo 7:15-20)
    • Hacer la voluntad de Dios Padre en lugar de sólo invocar el nombre de Jesús. (Mateo 7:21-23)
    • "Quien quiera seguir estas palabras construirá sobre roca y sobrevivirá; quien no, construye en arena y será destruido". (Mateo 7:24-27)
    • Epílogo. (Mateo 7:28-29)

El Sermón de la Montaña es el título más grande de la existencia de los hombres. De la presencia de los hombres en el infinito universo. La justificación de nuestro vivir. La patente de nuestra dignidad de seres provistos de alma. La prenda de que podremos elevarnos sobre nosotros mismos y ser más que hombres. La promesa de esta posibilidad suprema, de esta esperanza, de nuestra ascensión sobre la Bestia.
Sí un Ángel, descendido hasta nosotros de un mundo superior, nos pidiese lo mejor y de más alto precio que tuviéramos en nuestras casas, la prueba de nuestra certidumbre, la obra maestra del espíritu en lo más alto de su poder, no le llevaríamos ante las grandes máquinas engrasadas, ante los prodigios mecánicos de los que estúpidamente nos envanecemos siendo así que han hecho la vida más esclava, más afanosa, más corta — son, las más de las veces, materia al servicio de necesidades y superfluidades materiales —; mas le ofreceríamos el Sermón de la Montaña y después, únicamente después, un centenar de páginas arrancadas de los poetas de todos los pueblos. Pero el Sermón sería siempre el diamante único, refulgente en su límpido esplendor de luz deslumbrante entre la coloreada miseria de las esmeraldas y de los zafiros.
Y si un día fuesen llamados los hombres ante un tribunal sobrehumano, y hubiesen de dar cuenta a los jueces de todos los errores cometidos y de las antiguas infamias renovadas todos los días, y de los estragos que duran desde hace milenios, y de toda la sangre salida de las venas de nuestros hermanos, y de todas las lágrimas vertidas por los ojos de los hijos de los hombres, y de nuestra dureza de corazón, y de nuestra perfidia, que es comparable únicamente con nuestra imbecilidad, no llevaríamos ante ese tribunal las razones de los filósofos, por sabias y bien hiladas que sean, ni las ciencias, sistemas efímeros de símbolos y de recetas; ni nuestras leyes, turbias componendas entre la ferocidad y el miedo. No mostraríamos, como compensación de tanto mal y resarcimiento de nuestras empedernidas morosidades, como descargo de sesenta siglos de atroz historia y como atenuante única de todas las acusaciones, nada más que los pocos versículos del Sermón de la Montaña y los frutos que ha producido.
Quien lo ha leído una vez y no ha sentido, al menos en el breve momento de la lectura, un estremecimiento de agradecida ternura, un principio de llanto en lo más hondo de la garganta, un ansia de amor y remordimiento, una necesidad confusa pero punzante de hacer algo para que aquellas palabras no sean tan sólo palabras, para que aquel sermón no sea únicamente sonido y símbolo sino esperanza inminente, vida viva en todos los vivos, verdad presente, verdad para siempre y para todos; quien lo ha leído una vez y no ha experimentado todo esto, mejor que ningún otro merece nuestro amor, porque todo el amor de los hombres no podrá nunca compensarle de lo que ha perdido.
La Montaña sobre la cual estaba Jesús el día del Sermón, era ciertamente menos alta que aquella desde donde Satanás le había hecho ver los reinos de la tierra. Desde allí no se veía más que la campiña tendida al sol manso de la tarde, y de una parte el óvalo verde-plata del lago y de la otra la larga cresta del Carmelo, donde Elías venció las asechanzas de los secuaces de Baal. Pero desde aquel monte humilde, que únicamente la hipérbole de los cronistas llamó montaña, y tal vez fuera un altozano o una roca apenas elevada de la tierra, desde aquel monte que ni siquiera merecía el nombre de monte, Jesús hizo ver el Reino que no tiene fin ni confín, y escribió en la carne de los corazones — no en tablas de piedra, como en el Sinaí — el canto del hombre nuevo, el himno de la soberana excelencia.
"¡Cuán bellos son los pies de aquel que sobre los montes anuncia y predica la paz!" . Isaías no fue nunca tan profeta como en el momento en que le brotaron del alma estas palabras.
Jesús estaba sentado en una altura en medio de los primeros Apóstoles, cercado por centenares de ojos que miraban sus ojos, y alguien le preguntó a quién correspondería ese Reino de Dios del que tanto hablaba siempre.
Jesús respondió con las nueve Bienaventuranzas, que son como el peristilo, "fúlgido de fulgor", de todo el Sermón.
Las Bienaventuranzas, frecuentemente deletreadas todavía hoy por aquellos mismos que han perdido su sentido, frecuentemente se interpretan mal. Muy a menudo se las amputa, se las mutila, se las deforma, se las envilece, se las tuerce. Y con todo, compendian el primer día, aquel festivo día de la enseñanza de Jesús.
"Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos". Lucas omitió las palabras "de espíritu" y dijo, sin más: los pobres. Alguien, moderno y malicioso, entendió los simples, los tontos, los beocios. Habría que escoger, en suma, entre los desheredados y los imbéciles.
Jesús no pensaba en aquel momento ni en los unos ni en los otros. Jesús no simpatizaba con los ricos y detestaba con toda su alma la avidez de la riqueza, estorbo grandísimo al verdadero enriquecimiento del alma. Jesús prefería a los pobres, y los confortaba porque tienen más necesidad de calor, y les hablaba porque tienen más necesidad de ser saciados con palabras de amor; pero estaba lejos de pensar que bastase el ser pobre — material, socialmente pobre — para sin más tener derecho a gozar del Reino.
Jesús nunca mostró admiración de esa inteligencia que es sólo inteligencia de cosas abstractas y memoria de frases; los puramente sistemáticos y metafísicos, los sofistas, los escudriñadores de la naturaleza, los devoradores de libros no hubieran hallado gracia ante sus ojos. Pero la inteligencia, el poder de entender los signos de lo porvenir y el sentido de los símbolos — la inteligencia iluminadora y profética, adueñamiento amoroso de la verdad — era también un don a sus ojos, y muchas veces lamentó que tan poca demostrasen sus oyentes y sus discípulos. La suprema inteligencia consistía para él en comprender que la inteligencia sola no basta, que es menester también dar el alma para obtener la felicidad — porque la felicidad no es sueño absurdo, sino siempre —  posible y al alcance de la mano —, pero que la inteligencia debe ayudarnos en esa total transmutación. No eran, pues, los tontos y los mentecatos a quienes llamaba bienaventurados.
Pobres de espíritu son aquellos que tienen plena y dolorosa conciencia de su pobreza espiritual, de la imperfección de su propia alma, de la escasez de bien que hay en todos nosotros, de la indigencia moral en que yace la mayoría. Solamente los pobres que saben de veras que son pobres padecen su pobreza, y porque padecen intentan salir de ella. Muy diferentes de los falsos ricos, de los ciegos, de los orgullosos ricos que se creen perfectos e imperfectibles, en regla con todos, en gracia de Dios y de los hombres, y no sienten el ansia de ascender, porque se creen en lo alto, porque no se dan cuenta de su insondable miseria.
Aquellos, pues, que se confiesen pobres y padezcan por conquistar la verdadera riqueza que es la perfección, llegarán a ser santos como santo es Dios y de ellos será el reino de los Cielos. Aquellos, por el contrario, que descansen satisfechos en el contento de sí mismos, que no sientan el hedor de la basura amontonada y oculta bajo la vanagloria, no entrarán en el Reino.
“Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra". La tierra que aquí se promete no es el campo del terruño ni las monarquías con ciudades construidas. En el lenguaje mesiánico, "poseer la tierra" significa participar en el nuevo Reino. El soldado que combate por la tierra terrestre tiene cierta necesidad de ser feroz. Pero el que combate en sí mismo por la conquista de la nueva tierra y del nuevo cielo, no debe entregarse a la rabia, consejera del mal, ni a la crueldad, negación del amor. Los mansos son aquellos que soportan la vecindad de los malos y la propia, muchas veces más ingrata; que no se revuelven contra los malos, pero los vencen por la dulzura; y no se enfurecen a las primeras contrariedades, sino que vencen al eterno adversario con aquella plácida constancia que manifiesta más fuerza de ánimo que los estériles y súbitos furores. Son semejantes al agua, que es suave al contacto y hace sitio a todos, pero que asciende lentamente, penetra en silencio y consume mansamente, con la paciencia de los años, los más duros pedernales.
"Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados". Los afligidos, los lacrimosos, los que sienten asco de sí mismos y compasión del mundo y no viven en la ebria y supina estupidez de la vida corriente y lloran la infelicidad propia y la de sus hermanos, y lloran los esfuerzos fallidos y la ceguera que retrasa la victoria de la luz — porque la luz del cielo no aprovecha a los hombres si los ojos de éstos no la reflejan —, y lloran la lejanía de ese bien infinitas veces soñado, infinitas veces prometido y, sin embargo, por culpa nuestra y de todos, cada vez más lejano; los que lloran las ofensas recibidas, sin aumentar los afanes con las venganzas, y lloran el mal que han hecho y el bien que hubieran podido hacer y no han hecho; los que no se desesperan por haber perdido un tesoro visible, sino que ansían los tesoros invisibles; los que así lloran, apresuran con las lágrimas la conversión, y es justo que un día sean consolados.
"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos". La justicia que Jesús entiende aquí no es la justicia de los hombres, la obediencia a las leyes humanas, la conformidad a los códigos, el respeto de los usos y transacciones establecidos por los hombres. El justo, en la lengua de los salmistas y los profetas, es el hombre que vive según la voluntad de Dios, arquetipo supremo de toda perfección. No según la Ley escrita por los escribas, registrada en los libros, diluida en la casuística talmúdica, enturbiada por la sutileza de los fariseos, sino según la ley única y sencilla que Jesús reduce a un mandamiento que los contiene todos: Ama a Dios sobre todas las cosas y a todos los hombres, próximos y lejanos, conciudadanos y extranjeros, amigos y enemigos, como a ti mismo. Aquellos que padecen un continuo deseo de esta justicia calmarán en el Reino su hambre y su sed. Aunque no consigan  ser en todo perfectos, mucho les será condonado por lo que la víspera padecieron.
"Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos hallarán misericordia". El que ame será amado, el que socorra será socorrido. La ley del Talión está abolida para el Mal, pero continúa en vigor para el Bien. Cometemos de continuo pecados contra Dios, y esos pecados no nos serán perdonados mientras no perdonemos los cometidos contra nosotros. Cristo está en todos los hombres, y lo que a ellos hagamos nos será hecho "Lo que hagáis al más pequeño de vosotros, me será hecho a mí". Si tenemos compasión de los demás podremos tener compasión de nosotros mismos; únicamente con la condición que perdonemos el mal que los demás nos han hecho podremos esperar que Dios nos perdone el que nos hagamos a nosotros mismos.
"Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”. Son limpios de corazón los que no tienen otro deseo que la perfección, otra gloria que la victoria sobre el mal que por doquier nos acecha. Quien tenga el corazón rebosante de locos deseos, de ambiciones terrestres y de todas las concupiscencias que acucian a la gusanera que se retuerce sobre la tierra, no podrá ver nunca a Dios cara a cara, nunca le será grato naufragar en su feliz magnificencia.
"Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios". Los pacíficos no son los mansos de la segunda Bienaventuranza. Estos no respondían al mal con el mal; los pacíficos llevan el bien donde está el mal; firman las paces donde se enfurecen las guerras. Cuando Jesús dijo que había venido a traer guerra y no paz, entendía por ello la guerra al Mal, a Satanás, al Mundo; al Mal, que es ofensa; a Satanás, que mata; al Mundo, que es continua refriega; entendía, en suma, la guerra a la guerra. Los pacíficos son precisamente los que mueven guerra a la guerra, los aplacadores, los procuradores de la concordia. El origen de toda guerra es el amor de si mismo — el amor que se convierte en amor de las riquezas, orgullo de lo poseído, envidia de quien tiene más, odio a los émulos — y la nueva Ley viene a enseñar la propia abnegación, el desprecio de los bienes que se pueden medir, el amor a todos los hombres, incluso a aquellos que nos odian. Los pacíficos que enseñan y practican este amor, arrancan la raíz de toda guerra; cuando todo hombre ame a sus hermanos como a si mismo, no habrá guerras, ni pequeñas, ni grandes, ni domésticas, ni imperiales, ni de palabra, ni de obra, entre hombre y hombre, entre casta y casta, entre pueblo y pueblo. Los pacíficos habrán aquietado la tierra y serán llamados con justicia hijos de Dios, y entrarán los primeros en el Reino que Jesucristo viene a fundar,
"Bienaventurados los que sufren persecución por la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos". Yo os mando a  fundar este Reino que es el Reino de Dios, de esa más alta justicia que es el amor, de esa bondad paternal que se llama Dios; os mando, pues, para combatir a los sostenes de la injusticia, a los lacayos de la materia, a los prosélitos del Adversario. Éstos, asaltados, se defenderán; para defenderse, os ofenderán. Seréis torturados en el cuerpo, atormentados en el alma, privados de la libertad y tal vez de la vida. Pero si aceptáis el sufrir alegremente para llevar a los demás la Justicia que os hace sufrir, esa persecución será título indubitable para entrar en ese Reino que, en la parte que os corresponde, habéis fundado.
"Bienaventurados cuando os ultrajen y, mintiendo, digan de vosotros toda clase de males. Alegraos y regocijaos porque grande es vuestra recompensa en los cielos; que así antes que a vosotros han perseguido a los Profetas”. La persecución es especialmente material, en el orden físico, en el orden jurídico y en el político. Os podrán quitar el pan y la pura luz del sol y la libertad y querrán quebrantaros los huesos. Pero no bastará la persecución. Aguardad el insulto y la calumnia. No se contentarán con condenaros porque queráis cambiar a los hombres bestias en santos; aquellos, tendidos en la basura hedionda de la animalidad, no quieren de ninguna manera salir de ella ni se contentarán con destrozaros el cuerpo. Os llegarán al alma, os acusarán de toda torpeza, os lapidarán con vituperios y contumelias; y los cerdos dirán que sois sucios, los asnos jurarán que sois ignorantes, los cuervos os acusarán de que coméis carroña, los carneros os arrojarán por malolientes, los disolutos os tildarán de lujuriosos, y los ladrones os denunciarán por hurto. Pero vosotros debéis alegraros cada vez más, porque el insulto de los malos es consagración de vuestra bondad, y el barro que os lanzaren los impuros, prenda de vuestra pureza. Esta es, como dirá San Francisco, la perfecta Alegría "Sobre todas las gracias que Cristo concede a sus amigos está la de vencerse a sí mismo y sufrir de buen grado penas, injurias, oprobios y molestias, porque de todos los demás dones de Dios no podemos gloriarnos, porque no son nuestros, sino de Dios; pero de la tribulación y la aflicción podemos gloriarnos, porque eso es nuestro". Todos los Profetas que han hablado en la tierra han sido insultados por los hombres; lo mismo acaecerá a los que han de venir. Precisamente en eso se conoce a los Profetas: cuando, llenos de fango y cubiertos de vergüenza, pasan entre los hombres, alegre el semblante, sin dejar de decir lo que les dicta la conciencia. No basta el fango para cerrar los labios de los que han de hablar. Aunque maten al Profeta, no podrán reducirlo al silencio, porque su Voz, multiplicada por las resonancias de la muerte, se dirá en todas las lenguas y por todos los siglos.
Con esta promesa concluyen las Bienaventuranzas. Los ciudadanos del Reino están hallados y contraseñados. Todo el mundo podrá reconocerlos. Los refractarios están advertidos; los que peligran, confortados.
Los avaros, los soberbios, los satisfechos, los violentos, los injustos, los guerreadores, los que ríen, los que no tienen hambre de perfección, los que persiguen y ultrajan, no podrán entrar en el Reino de los Cielos. No podrán entrar hasta que ellos, a su vez, no hayan sido vencidos y cambiados, convertidos en lo contrario de lo que son hoy. Los que parecen bienaventurados según el mundo, aquellos a quienes el mundo envidia, imita y admira, están más lejos de la verdadera bienaventuranza que los demás a quienes el mundo desprecia y detesta. En este preámbulo exultante Jesús ha invertido las jerarquías humanas; ahora, continuando, invertirá los valores de la vida y ninguna otra evaluación será tan divinamente paradójica como la suya.

Fuerteventura, 06 de Septiembre de 2012

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Ciencia y Parapsicología




Buenas Noches Amigos de lo Oculto!!!!!!
Aprovecho la ocasión que nos sirve en bandeja el famoso descubrimiento de la párticula de Dios o Bosón de Higgs para poner encima de la mesa el siempre controvertido debate de Ciencia y Parapsicología. Os dejo un par de reflexiones:
¿Por qué la Ciencia debe estar peleada con los fenómenos paranormales? Estos científicos proponían la existencia de fuerzas alternas que aún no se habían estudiado y que nos podían ayudar a entender el Universo.
Se supone que los científicos deben mantener una actitud seria, se supone que no deben creer en fenómenos paranormales (también llamados “psi”). Una encuesta en 1991 entre los miembros de la Academia Nacional de Ciencias reveló que sólo el 4% creía en la Percepción Extrasensorial, aunque un 10% pensó que era un tema de estudio interesante. ¿Será que en verdad no creen o que, por defender una reputación seria, se afirman escépticos?
A lo largo de la historia, han existido notables científicos que sí creían en fenómenos que no podían ser explicados. Por ejemplo, Jung creía en la sincronicidad, que consiste en dos o más eventos que parecen coincidencias, pero que tienen una conexión  acausal subyacente. Según Jung, la ciencia convencional no los puede explicar, pues pertenecen tanto a planos mentales como físicos.
Freud también creía en fenómenos como la telepatía. El sueño, según él, creaba condiciones favorables para enviar y recibir mensajes. Creía además que se podía comunicar con su hija, Anna, y un colega, Sandor Ferenczi, telepáticamente, sin embargo, disuadió a éste de reportar las experiencias. Su interés lo expresó más en una esfera privada que en la pública. Con el tiempo, sin embargo, se inclinó a desestimar fenómenos paranormales, de ahí que se distanciara, entre otras cosas, de Carl Jung.
El premio Nobel, Wolfgang Pauli también creía en la sincronicidad, pensaba que eran producto de los hilos con los que se entreteje la Naturaleza. Creía también en postular un orden cósmico en el que los objetos materiales estén sujetos a sus imágenes internas.
Otro físico, Freeman Dyson afirmaba que los fenómenos paranormales existían pero que yacían fuera de los límites de la ciencia y que nadie había podido estudiarlos porque generalmente ocurren bajo condiciones de gran emoción y estrés, lo que los hace incompatibles con procedimientos científicos.
Brian Josephson, premio Nobel en 1973, afirma que la telepatía existe y que la física cuántica puede ayudarnos a entender sus propiedades básicas.
Podemos nombrar a muchos otros científicos que han abierto su mente a psi. Quedémonos con estas palabras de Alan Turing: “La idea de que nuestros cuerpos se mueven de acuerdo a las leyes de la física, junto con otras aún no descubiertas, pero de alguna forma similares, sería un primer paso para creer”. Después de todo, ¿por qué no abrirse al hecho de que existen muchísimos aspectos de la vida que la ciencia aún no ha descubierto?
Con esta reflexión que nos lleva al inicio, je.je.je. Al inicio como el bosón y al inicio del post.
Fuerteventura, 04 de Septiembre de 2012
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